+ ANDRÉS +

Publicado por Javier de Montse CCaná El 29 noviembre 2014 1 comentarios
Andrés era uno de los
que siguieron a Jesús.
.
Fue a su hermano
Simón y le dijo:
“Hemos encontrado 
al Cristo”.
Y lo llevó a Jesús.
(Jn 1, 40-42)
.

1 comentarios por + ANDRÉS +

  1. escribió:

    Javier de Montse CCaná Los evangelios de san Marcos y san Mateo narran cómo Jesús llamó a los dos hermanos, Simón, a quien Jesús dio el nombre de Cefas o Pedro, y Andrés: "Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres" (Mt 4, 19; Mc 1, 17). El cuarto evangelio, además, presenta a Andrés como el primer llamado, ho protoklitos, como es conocido en la tradición bizantina. Y es precisamente Andrés quien lleva a su hermano Simón a Jesús (cf. Jn 1, 40 ss).

    Los dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, eran pescadores, a los que Jesús llamó a convertirse en pescadores de hombres. El Señor resucitado, antes de su Ascensión, los envió juntamente con los demás Apóstoles con la misión de hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolas y proclamando sus enseñanzas (cf. Mt 28, 19 ss; Lc 24, 47; Hch 1, 8).

    Este encargo que nos dejaron los santos hermanos Pedro y Andrés dista mucho de estar cumplido. Al contrario, resulta hoy más urgente y necesario que nunca, ya que no se dirige tan sólo a las culturas marginalmente alcanzadas por el mensaje del Evangelio, sino también a las culturas europeas profundamente arraigadas desde hace siglos en la tradición cristiana. El proceso de secularización ha debilitado el arraigo de esta tradición, más aún, es puesta en tela de juicio e incluso rechazada. Ante esta realidad, estamos llamados, juntamente con todas las demás comunidades cristianas, a hacer que Europa vuelva a tomar conciencia de sus raíces, tradiciones y valores cristianos, dándoles una nueva vitalidad.

    Nuestros esfuerzos encaminados a construir vínculos más estrechos entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas forman parte de esta tarea misionera. Las divisiones existentes entre los cristianos son motivo de escándalo para el mundo y constituyen un obstáculo para el anuncio del Evangelio. En la víspera de su pasión y muerte, el Señor, rodeado de sus discípulos, oró con fervor para que fueran uno, y así el mundo crea (cf. Jn 17, 21). Sólo a través de la comunión fraterna entre los cristianos y a través de su amor recíproco resultará creíble el mensaje del amor de Dios por todo hombre y mujer. Cualquiera que examine de manera realista el mundo cristiano actual comprobará la urgencia de este testimonio.

    (Benedicto XVI en Turquía, el 30 de noviembre de 2006)