Manuel Sánchez Milena, jubilado, andaluz de nacimiento pero afincado en Carballo desde hace años, es uno de los dos responsables, con Pacita Paz Tenreiro, de la organización del comedor de Cáritas en la capital de Bergantiños. Acompañar, ayudar y mantener la alegría son, para él, actitudes que llenan de contenido una vida.-¿Desde cuándo es voluntario?
-Pues desde hace casi seis años, que es cuando se abrió el comedor social de la parroquia.
-¿Por qué se apuntó a este voluntariado y qué retribución obtiene a cambio?
-Me gusta ayudar a la gente, es el mayor placer de mi vida y el mayor servicio que he hecho a Cristo. No hace falta haberlo pasado mal para volcarse a ayudar, como si hubiera que compensar algo; lo digo por mí y por cualquiera de los que se acercan al comedor social o a cualquier otro de los programas. Con que vengan allí a acompañar al que está solo a mí me sobra. No tenemos que dedicarnos más que a servir.
-¿Cómo es el comedor de Cáritas de Carballo?
-No es un comedor social al uso. Esto empezó con un «Día de los abuelos» de los que se organizan aquí. Se trataba de juntar a personas que están solas. Luego se consolidó. Es comer en familia y no preocuparse de otros problemas, que coman, que lo pasen bien, que se olviden de las penalidades por un rato. No nos interesa la vida de nadie, no preguntamos: hay niños, hay madres con niños, hay personas mayores que viven solas...
-¿Cómo responde la juventud a actividades como esta?
-Hay una juventud muy sana que participa en el voluntariado. En el comedor no se ven tanto, pero muchas de las iniciativas de recogida de alimentos parten de ellos, desde los colegios.
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