"Las JMJ no son ‘fuegos de artificio’, sino etapas de un largo camino que comenzó en 1985, por iniciativa de Juan Pablo II. Él confió a los jóvenes la Cruz y dijo: ¡vayan, y yo iré con ustedes!. Y así fue; y este peregrinaje de los jóvenes continuó con el Papa Benedicto XVI, y, gracias a Dios, también yo he podido vivir esta maravillosa etapa en Brasil".
Papa Francesco recordó la XXVIIIa JMJ durante el Ángelus y pidió que todos juntos agradecieran "al Señor por el gran don que ha sido este evento, para Brasil, para América Latina y para el mundo entero». «Fue una nueva etapa en el peregrinaje de los jóvenes a través de los continentes con la Cruz de Cristo", afirmó.
"Recordemos siempre –añadió– que los jóvenes no siguen al Papa, siguen a Jesucristo, llevando su Cruz. Y el Papa les guía y les acompaña en este camino de fe y de esperanza. Agradezco por ello a todos los jóvenes que participaron, incluso a costo de sacrificios. Y también agradezco al Señor por los demás encuentros que tuve con los Pastores y con el pueblo de ese gran país que es Brasil, así como con las autoridades y los voluntarios. Que el Señor –prosuguió Papa Francisco– recompense a todos los que trabajaron por esta gran fiesta de la fe".
"Quisiera pedirles –subrayó el Papa– que recen comigo por esta intención: que los jóvenes que participaron en la Jornada Mundial de la Juventud puedan traducir esta experiencia en su camino cotidiano, en los comportamientos de todos los días; y que también puedan traducirlo en decisiones importantes de vida, respondiendo al llamado personal del Señor".
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