VIII Encuentro del voluntariado gallego de Cáritas

Publicado por Comunicación Pastoral de la Diócesis El 01 junio 2015 0 comentarios
El secretario general de Cáritas Española, Sebastián  Mora Rosado, durante su intervención en el VIII Encuentro del Voluntariado Gallego de Cáritas, organizado por Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela, recordó que nos encontramos en un momento de cambio. En su exposición “Presencia de Cáritas: Acción, sentido y espiritualidad. Cambio profundo y espacios solidarios”, profundizó en “el modelo que dejamos y el que empezamos a vivir”. En la jornada  participaron más de medio millar de representantes de las cinco diócesis gallegas  que se dieron cita en el centro Europeo de Peregrinaciones “Juan Pablo II”, de Santiago de Compostela.

En nombre del arzobispo de Santiago, que por motivos de agenda no pudo estar presente en el encuentro, dio la bienvenida a los participantes Jesús García Vázquez, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela. Se encargó de la oración, en la que señaló que la reunión tenía como finalidad compartir y analizar “las líneas de trabajo que nos queremos marcar viendo la realidad social y preguntarnos lo que el Espíritu nos pide aquí y ahora en el servicio  a los más necesitados”.

Cultura del encuentro y derechos humanos

Presentó al ponente José Anuncio Mouriño Rañó, director de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela, quien se refirió a la labor comprometida con los más necesitados de Sebastián Mora Rosado, secretario general de Cáritas Española. Mora Rosado insistió en que debemos actuar saliendo al encuentro de los más empobrecidos, acompañar a estas personas en un proceso de dignificación y defender los derechos humanos. Aspectos que se contemplaron en los cuatro apartados en los que dividió su conferencia, en la que  se refirió  a la acción, el sentido y la espiritualidad en Cáritas.

Insistió en que debemos salir a las periferias, como nos recordó el Papa Francisco, para llevar a cabo una misión  evangelizadora de lo social y desde lo social. Mencionó que se debe intensificar la cultura del encuentro con los más empobrecidos, el acompañamiento de las personas en sus procesos  de dignificación y la defensa los derechos humanos de los excluidos. Un proceso, dijo, desde el que se debe potenciar una sociedad con valores sólidos: “Tenemos una misión desde dentro y fuera de la institución. El dinamismo de la caridad es único, dinámico y que salva”. Subrayó que “no vamos a ser Cáritas si no tenemos capacidad no sólo de ver, sino de sentir el dolor del mundo”.

Para Mora es fundamental conseguir una sociedad con valores sólidos, para lo que se debe reconstruir el capital social y cultural. “Necesitamos trabajar en una Cáritas nueva –señaló- para los tiempos nuevos que nos ha tocado vivir. No podemos seguir trabajando como hace cincuenta años: tenemos que salir a desarrollar un trabajo misionero con las personas más cercanas de nuestro entorno”. En sus últimas palabras volvió a insistir en que el trabajo en Cáritas debe potenciar la cultura del encuentro con los más empobrecidos de la sociedad, “para conocerlos, acompañarlos y ayudarles en sus vidas”. Todo ello a través de una Cáritas enraizada en la  espiritualidad cristiana que sea compasiva y encarnada, contemplativa e interior, y disidente y expresiva.

Cultura del ser y del tener
Presidió la Eucaristía Jesús García Vázquez, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Santiago, en la que concelebraron delegados episcopales diocesanos y consiliarios de la institución.

De la monición de entrada se encargó José Vicente Iglesias Martelo, director de Cáritas Interparroquial de A Coruña, señalando que todos nos sentimos comunidad, y nos sentimos comunidad “no porque nos juntemos para tener una jornada, ni porque estemos en Cáritas, ni siquiera  porque tengamos  algún proyecto en común: somos comunidad  porque uno sólo es nuestro Padre, el celestial, y uno sólo es  nuestro Maestro, Cristo”.

En su homilía Jesús García Vázquez recordó que desde Cáritas  “queremos ser capaces de crear, construir comunidades, espacios comunitarios, solidarios y proféticos, que hagan realidad otro mundo posible, otra forma de vivir  donde los valores de la generosidad, la solidaridad, la justicia y la gratuidad sean una realidad”. El celebrante habló de que son muchas las cosas que oscurecen la esperanza de multitud de personas: paro, pobreza, pérdida de derechos, exclusión o desamparo. “También son muchas las personas -dijo- que están comprometidas por el bien del prójimo. Gracias a ellas, otro mundo nuevo se está abriendo paso. Ellos son signo de esperanza”.

García Vázquez insistió en que la sociedad necesita un cambio profundo, “donde la ética prevalezca  sobre la técnica; donde la cultura del ser vaya por delante de la cultura del tener; donde compartir no quede ahogado por el acaparar; donde las personas tengan dignidad, no precio; donde la solidaridad predomine sobre los egoísmos individuales o de grupo; donde la paz estable sea fruto de la justicia. Sin justicia no puede haber paz”.

Papel del voluntario

En las distintas intervenciones de los asistentes que participaron en el coloquio se habló del papel del voluntario. El compromiso es claro: para que Cáritas pueda llevar a cabo su misión necesita organizarse y contar con personas voluntarias, con las que hacerse presente junto a las personas que viven la injusticia de la pobreza. Se insistió en que el voluntariado es comprometido, activo, capaz de dar respuestas, coherente con la misión que se le encomienda, y que pueda plasmar, a través de su participación, unos valores como la solidaridad, la gratuidad, la igualdad. Un campo en el que las denuncias de las injusticias sociales ocupan un lugar prioritario, así como la sensibilización y formación de la sociedad.

Tras la comida de confraternidad, que se sirvió en el mismo lugar y en base a productos gallegos, los  asistentes se trasladaron a la Ciudad de la Cultura donde realizaron una visita guiada por las distintas exposiciones centrándose fundamentalmente en la actual “Camiño, a Orixe”.

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