El aborto y la objeción de conciencia

Publicado por Javier de Montse CCaná El 22 marzo 2010 0 comentarios
Fernando Diz-Lois, Médico
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. . .La sociedad, a medida que evoluciona, elimina unas leyes y va dictando otras normas exigidas por cambios demográficos, emigraciones, ampliación de derechos, avances científicos, etcétera. Normas o leyes que a veces entrañan graves problemas morales con los que no contaban los profesionales implicados cuando eligieron su oficio.
. . .Es el caso de la ley del aborto, que revela importantes contradicciones, como facilitar el aborto libre sin una indicación médica, y reconocer, por el contrario, la necesidad de rejuvenecer la pirámide poblacional. La liberalización del aborto, al margen de condicionamientos morales o religiosos, solo estaría justificada para impedir el crecimiento demográfico. Pero este no parece ser el problema de España y, además, ni es el mensaje de los políticos, ni tampoco sería admitido por la gran mayoría. Así pues, la única justificación de liberalizar el aborto es puramente electoralista, para complacer y atraer a personas que lo exigen, sobre todo por estar implicadas directamente, como algunos colectivos de mujeres. Pero no todo lo que se desea debe ser un derecho.
. . .A pesar de todo esto, el Congreso de los Diputados ha aprobado recientemente la ley por la que se liberaliza el aborto, siguiendo las exigencias de una sociedad con una moral que cambia necesariamente con los tiempos, según el guión de una historia al parecer ya escrita y decidida de un mundo cargado de egoísmo existencial, en el sentido de la supremacía del individuo sobre la especie (los que vengan después que se apañen). Una vez legislado que hay que hacer abortos, surge la pregunta: ¿quién los debe hacer?
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