. . Ésta ha sido la clave con la que habéis querido interpretar esta VIII Asamblea de la Comunidad de Vida Cristiana a través de la oración, la reflexión y la convivencia. Me alegra vuestra presencia en Santiago, meta de tantos peregrinos que buscan vivir ese encuentro con la Tradición apostólica que fundamenta nuestra fe. .
. .Os ofrezco la hospitalidad que siempre merece todo peregrino, pues no pueden ser ajenos a la caridad, aquéllos con quienes camina la verdad. Habéis llegado con vuestra historia, con vuestra genealogía y desde vuestra geografía que sin duda describen el mapa de vuestra fe en esa búsqueda constante con la conciencia de que nos somos vagabundos, ni fugitivos ni forasteros. Ser peregrino significa experimentar la novedad y buscar horizontes siempre abiertos. No todos se sienten capaces de afrontar este reto. La vida la podemos vivir con la mentalidad del turista a quien le programan el discurrir de la misma, escuchando con curiosidad lo que se nos dice, teniendo en cuenta lo que nos resulte ventajoso y pasando el tiempo como uno quiere. O la podemos vivir como peregrinos y esto implica siempre prontitud y disponibilidad para acoger los caminos del Señor, dejando a un lado nuestros caminos.
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